viernes, 25 de marzo de 2016

Roja













Como tantos otros fenómenos extraños en el orbe celeste:  superluna azul, eclipse, anillos alrededor del sol, auroras boreales, aconteció en 1981 en la ciudad de Salta una lluvia de estrellas rojas, aunque la forma correcta de nombrar el fenómeno es saetas. Todos los que estaban a la intemperie fueron atravesados en la frente. Se consideran familia, todos se conocen, las señas son imperceptibles.

Por ese entonces un sastre en de Córdoba bordaba una estrella roja en los trajes de sus clientes, a cambio les regalaba un lote de tierra. Así se formo el barrio Estrellas Rojas, un barrio completamente rojo, desde el asfalto hasta las casas, por fuera y por dentro, incluyendo los cubiertos, el gato y las bolsas de basura.

Nos íbamos apuradísimos, tratábamos de parar un taxi y no podíamos,  un auto rojo de alta gama con forma de ataúd se para cerrándonos el paso un par de veces hasta que le grite ¿que queres?,  se abren sus puertas hacia arriba como alas, lo conduce el Diablo y nos ofrece llevarnos, le digo ¡andate a cagar! y nos vamos.







  










Video-charla para “Diálogos conjeturados” en el marco de
“Plataforma Espacio Performance” - “Festival PER/FORMATEAR”.
Septiembre 2015. CCEC.










































IA | Aparecer (comprendí, luego, que se trató de eso) / Manuel Molina

La acción consistió en estar, simplemente eso. Tuvo lugar en el patio interno del Cabildo, en el marco del cierre de la muestra de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), duró una jornada laboral corriente (unas 8 hs y media), sobre un m2 de lienzo, vestido de lienzo. Conforme las horas la acción devino sostener el "estar", acomodarme a quienes se acercaran y ejercitar colectivamente las memorias: la personal, la social, la corporal. Preparé el mate a las 9 am. La idea era cortar la performance al mediodía y terminar a las 4 pm. La primera que se acercó fue Eva, así como se la ve en el registro, pintada de rojo. "Te voy a acompañar durante toda la acción". Saludamos juntos al Sol. Pasaron distintos cuerpos, algunos conocidos y queridos, y otros a conocer allí. Leímos y debatimos sobre desaparecidos, reaparecidos, desaparecidos en democracia, las formas actuales del control, la persecución y el castigo. También sobre el amor, sobre las tácticas para resistir, sobre la suerte de ver a los que se van. De repente, hacia el final, respiramos el aire de la tardecita que se acercaba. Estábamos saliendo de una pileta de tiempo, como diría Borges. Esas 8 hs fueron en verdad un puñado de charlas. No habíamos cortado al mediodía y se extendió dos horas más.




























En el Parlamento de los Pájaros de Farid Ud – Din Attar, poeta persa de la segunda mitad del Siglo XII, la Upupa, conocedora de la lengua de Salomón, de las astucias del mal, propone a los pájaros ir hacia el Rey de los pájaros, el Simurg, que vive detrás de las montañas de Kaf. El lugar donde este habita es inaccesible y ninguna lengua es capaz de usar su nombre; el camino es desconocido, aunque cientos de criaturas pasan su vida en su búsqueda. Ni la más pura criatura puede describirlo, ni la razón comprenderlo. El sabio no puede describir la razón de su perfección, ni puede el hombre de entendimiento percibir su belleza. Todos los pájaros inquietos quieren ponerse en camino al Simurg. La Upupa les relata cientos de parábolas y pronuncia discursos para iniciarlos en el viaje. Unos mueren de agitación, otros mueren aquí y allá durante el viaje. Por último, un pequeño número alcanza el sublime lugar donde la Upupa los ha llevado. Miles de pájaros han desaparecido. Solamente treinta alcanzan el final del viaje. Llegando hasta el chambelán del Simurg, éste los rechaza, pero la piedad lo vence y acepta descorrer las cien cortinas que ocultan su gloria. Por último, en un estado de contemplación comprenden que el Simurg eran esos treinta pájaros. Cuando levantan la vista al Simurg veían que realmente el Simurg estaba allí, y cuando volvían los ojos hacia ellos veían que ellos mismos eran el Simurg. Así comprendieron que ellos y el Simurg que eran uno y el mismo ser. (1905)

Encontrar otro mundo no es únicamente un hecho imaginario. Puede ocurrirles a los hombres y también a los animales. A veces las fronteras se deslizan o se confunden: basta con estar allí en aquel momento. Yo presencie como le ocurría esto a un cuervo. Este cuervo es vecino mio, jamás le he hecho el menor daño, pero tiene buen cuidado en mantenerse en la copa de los arboles, volar alto y evitar a la humanidad. Su mundo empieza donde se detiene mi débil vista. Ahora bien, una mañana, nuestros campos se hallaban sumidos en una niebla extraordinariamente espesa, y yo caminaba a tientas hacia la estación. Bruscamente, aparecieron a la altura de mis ojos dos alas negras y enormes, precedidas de un pico gigantesco, y todo se alejó como una exhalación y con un grito de terror como espero no volver a oír otro en mi vida. Este grito me obsesiono toda la tarde. Llegue hasta el punto de mirarme al espejo, preguntándome que habría en mí de espantoso… 

Por fin comprendí, la frontera de nuestros dos mundos se había borrado a causa de la niebla. El cuervo, que se imaginaba volar a su altura acostumbrada, vio de pronto un espectáculo sobrecogedor, contrario para el a las leyes de la naturaleza. Había visto a un hombre que andaba por los aires, en el corazón mismo del mundo de los cuervos. Había presenciado una manifestación de la rareza más absoluta que puede concebir un cuervo: un hombre volador.  

Ahora, cuando me ve desde arriba, lanza unos pequeños gritos, y yo percibo en ellos la incertidumbre de un espíritu cuyo universo se ha desquiciado. Ya no es, ya no volverá a ser jamás como los otros cuervos…

























EL ASTRONAUTA SCOTT KELLY VUELVE DEL ESPACIO CINCO CENTÍMETROS MÁS ALTO

Cuando leí que se había abierto la convocatoria
para participar del reality que enviaría gente
a la primera colonia de marte
sentí eso que se siente muy pocas veces en la vida,
adentro, reptando silenciosamente desde las entrañas
hasta hacerse palabras: si.
Fui propulsada en un cohete a la velocidad de la luz
hacia el espacio, estallo todo a mi alrededor
en una bola de fuego.
Nos íbamos sabiendo que seria un viaje de ida,
no volveríamos jamás, abandonábamos la tierra
y todo lo que nos hacia humanos.
Me sobrecogía una especie de espanto al pensarlo,
nunca volver a ver las calles
de casas amarillas,
nunca volver a ver un cielo azul,
como seria esa vida,
y como seria esa muerte,
morir en marte,
que te separen años luz
del cementerio donde están tus padres,
cuando el cuerpo exhale el alma,
y el alma mire a su alrededor
el océano rojo, el horizonte rojo
que será de ella en el planeta lejano
será una alma solitaria como las estrellas de hielo
en la superficie de un lago.

Metía mis pies en el lago sentada en la orilla,
la superficie era tan quieta y tan lisa
que las estrellas estallaban en el agua
y no parecía haber un límite claro
entre el cielo estrellado bajo mis pies fríos,
mordidos por peces nocturnos,
y el cielo sobre mi cabeza, negro como la pez.
Que es la pez? una sustancia negra, pegajosa,
olorosa, sobretodo al calor, y muy viscosa,
que se obtiene por destilación del alquitrán vegetal
procedente de especies arbóreas como el pino negro.

Estoy en la terraza de mi casa, hay pinos voladores,
moviéndose lenta y silenciosamente por todas partes,
por todo el cielo se desplazan acostados,
horizontalmente, deslizándose, las raíces al aire,
toco uno con la mano y se impulsa levemente
empujado por mis dedos que apenas lo rozan.
Estoy soñando en marte por primera vez.







































































.
.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario